jueves, 5 de diciembre de 2013

Pronóstico inestable: anticipan lluvia de pesos, sequía de dólares y más vientos huracanados para el blue

Se acerca fin de año y analistas prevén que la maquinita de emitir funcionará a tiempo completo. Y que parte de ese dinero que fogoneará la inflación y la cotización de la divisa informal. El dólar de convertibilidad, condenado al alza. Precio para el billete verde en los próximos meses


Llegan ministros nuevos, se van los viejos, cambia el presidente del Banco Central, se anuncian casi todos los días medidas (de a poco, para que no parezca un paquete) pero la inquietud de los argentinos sigue siendo siempre la misma: ¿qué va a pasar con el dólar?

Es inevitable: años de historia de turbulencia económica enseñaron que el precio del billete estadounidense es el indicador relevante a seguir y, al mismo tiempo, es el termómetro que refleja cuánto confía la sociedad en que el futuro esté acompañado de una mejora efectiva en la economía.

Hasta la semana previa a los cambios, los analistas percibían que una serie de variables confluían para que hacia fin de año se diera una mezcla explosiva: más pesos en la calle y menos dólares disponibles, justo cuando la demanda por divisas se exacerba por las vacaciones.

El resultado natural de ese combo no podía ser otro que el de una escapada aguda del blue -a no ser que ocurriera una modificación abrupta en la política cambiaria-. Y fue, precisamente, lo que pareció que iba a pasar.

La llegada de Axel Kicillof coincidió con una fuerte aceleración en el tipo de cambio oficial, al tiempo que se hacían esfuerzos -incluyendo la venta de bonos de la Anses- para hacer caer la cotización del billete informal. Las señales no dejaban lugar a dudas: el nuevo equipo económico se había fijado como un objetivo prioritario el achique de la brecha cambiaria.

Pero, tras el anuncio de los nuevos recargos al turismo, el blue ha experimentado un nuevo rebote, que pone en duda la capacidad del Gobierno para "domar" al mercado paralelo.
La situación es todavía algo confusa, pero los analistas no ocultan su temor a que se produzca una escapada del billete informal. A fin de cuentas, fue lo que ocurrió cada vez que se introdujo cualquier tipo de restricción a la adquisición de divisas.

Efecto "blue vacacional" 

Por lo general, a partir de los primeros días de diciembre, existe una mayor demanda de pesos por parte de empresas para hacer frente a obligaciones propias de fin de año. Pero también de billetes verdes, ante la cercanía de las vacaciones.

Así, por ejemplo, en la temporada previa -mediados de diciembre de 2012 y fines de enero de 2013- el precio del blue trepó nada menos que un 17% en apenas un par de semanas (pasó de $6,44 a $7,51 - ver infografía). 



En este contexto, una consultora local muy prestigiosa pronostica un dólar oficial a $6,40 para fin de año y una brecha en torno del 60%. Y esta estimación se ubica prácticamente en línea con la de bancos internacionales como Nomura y UBS.

Una cotización que en el plano interno también recoge los contratos a futuro, que se negocian en el Mercado Rofex de Rosario, ubica a la divisa fijada por el BCRA a $6,41 para fin de año.

También Andrés Azicri, director de la consultora Elypsis, considera que el Banco Central elevará el precio de la divisa hasta los $6,40 para diciembre, mientras que el mercado se moverá con un paralelo entre $10 y $10,50. No obstante "hay tantos imponderables en estos momentos que se hace difícil dar un pronóstico en una banda más acotada", agrega. 

En tanto, en la consultora Econviews, que dirige Miguel Kiguel, prevén que el blue llegará a ubicarse en torno de los  $10, mientras que el oficial alcanzará los $6,30.

Techo para la emisión se busca

El faltante de dólares es un problema híper-diagnosticado, pero además hay otro gran foco de atención: el sobrante de pesos, que puede agravarse a medida que sube la temperatura del termómetro cambiario.

En lo que va del 2013, la base monetaria (es decir, los pesos que circulan en el mercado más los que están en poder de los bancos) se incrementó en la friolera de $48.000 millones.

Pasó de $291.000 millones a $339.000 millones, lo que implica un crecimiento de casi el 17%. 

Como suele suceder en el último tramo de cada año -que es cuando se requieren más billetes para el pago de aguinaldos y vacaciones- el Banco Central se prepara para enfrentar la ola máxima del ciclo de expansión.

Tal es así que para las próximas semanas se estima una emisión de alrededor de $30.000 millones para cubrir las necesidades de financiamiento del Tesoro nacional.

Y, aunque la llegada de Juan Carlos Fábrega al Banco Central ha sido saludada como una buena noticia por todo el establishment financiero, eso no significa que la perspectiva de un festival de emisión haya desaparecido.

La expectativa es que, ya sea por las obligaciones de corto plazo como por la posibilidad de nuevas políticas de fomento, no se percibe una gran posibilidad de moderación en la "maquinita" de pesos. Quizá no por convicción, pero sí por necesidad.

En tanto, el influyente Miguel Angel Broda advierte sobre el crecimiento del sector público y su "casi total financiamiento vía emisión".

Película de suspenso con final incierto

Mientras se debate sobre las nuevas medidas, las reservas del Banco Central prosiguen su caída imparable, superando los pronósticos más escépticos.

Hasta hace pocas semanas, los economistas más alarmistas advertían que sobre fin de año se podría llegar a un nivel de u$s33.000 millones. Pero lo cierto es que todavía no terminó noviembre y ya cayeron hasta los u$s30.600 millones.

Con este nivel, sólo este año se habrán perdido más de u$s12.000 millones. Y si se mira un poco más hacia atrás (por ejemplo desde enero de 2011) se observa que la "fuga" de dólares rondará los u$s20.000 millones.



Esto enciende otra alarma, porque la relación entre "reservas-PBI" se está acercando a uno de sus mínimos históricos, además de ocupar el tercer puesto más bajo en el ranking regional.

Actualmente es del 6,7%, y según la proyección de la Fundación Mediterránea en dos años podría descender hasta un preocupante 3,6 por ciento, de no mediar cambios. 

Hay todavía más datos para preocuparse. Según el informe de la consultora elaborado por Marcelo Capello y Néstor Grión, algo tan o más grave que el menor nivel actual es la velocidad a la que están cayendo.

De hecho, el actual proceso sólo puede compararse con la acelerada pérdida que sufrió el Banco Central en el período 1945-49 (durante el primer gobierno peronista) y en el final de los años 70 (durante el gobierno militar), como muestra el siguiente cuadro.



En ambos casos, el epílogo fue una fuerte devaluación.

La preocupación de los analistas está centrada en la posibilidad de que, al acelerarse la caída de reservas, pueda estallar una crisis en el transcurso de 2014.

La nueva gestión oficial, consciente de esta bomba de tiempo, ya dejó de lado su postura "anti-mercado" y hasta el propio Kicillof se muestra ahora como más "market friendly".

Lo cierto es que, de no revertirse la actual caída, el Banco Central se iría "desangrando con el tiempo" a pasos acelerados.

En efecto, desde la Fundación Mediterránea, Capello y Grión, pronostican que -de no mediar cambios- entonces se llegaría a 2015 con un nivel de u$s19.600 millones.

También para Hernán Lacunza, ex gerente general del Central, el nivel de reservas de aquí a dos años se ubicará en torno de los u$s20.000 millones.

Dólar de convertibilidad para arriba

Pesos sobran, dólares faltan. Y esta situación significa un encarecimiento para el precio del blue.

El llamado dólar teórico (o de convertibilidad), que surge de comparar la cantidad de circulante con el nivel de reservas se ubicaba en los $10,66 a finales de noviembre -últimos datos oficiales-. 

Aunque, tomando en cuenta la posibilidad de un aumento de la oferta de dinero local, los analistas creen que en este momento ya estaría rozando los $11 y que, considerando las nuevas emisiones y el drenaje del Banco Central, pasará a ubicarse cómodamente en torno de los $11,50 hacia fin de año.

Según las proyecciones, en diciembre -tras haberse emitido una gran masa de dinero- el circulante trepará a unos $365.000 millones, frente a los u$s31.000 millones en poder del Banco Central.

La importancia de este "dólar de convertibilidad" como referencia para el mercado queda en evidencia cuando se analiza su alta correlación con el dólar blue. 

"Aunque los funcionarios busquen restarle crédito a este indicador asociándolo con la década de la convertibilidad, lo cierto es que se ha convertido en una clara referencia para el mercado cambiario", afirma el analista financiero Agustín Cramo.

El desafío que se fijó el equipo económico es mantener al blue por debajo de ese dólar teórico, una tarea en la cual tuvo éxito en sus primeras semanas, pero que no fue gratuita: implicó el sacrificio de bonos dolarizados de la Anses, algo que ha merecido la crítica de varios economistas, que creen que el éxito puede ser de cortísimo plazo.

Como Federico Muñoz, que afirma: "Lo que estamos viendo es una verdadera corrida cambiaria, que no se puede contener ni siquiera con el cepo. Y no entiendo el sentido de quemar los bonos de la Anses, que es el patrimonio de los jubilados, para tratar de contener al blue, en definitiva una excusa circunstancial".

En tanto, Francisco Gismondi, ex asesor del Banco Central, se muestra escéptico sobre el éxito en el ataque a la brecha cambiaria: "No va a seguir siendo así de baja por mucho tiempo. Ahora se está achicando artificialmente, pero no veo que el blue se quede quieto por debajo de $10 y que el oficial lo alcance".

La hora de la verdad está por llegar. En los próximos días la demanda de los dólares para el turismo alcanzará su máximo nivel, y las obligaciones financieras del Gobierno harán que el mercado aumente la cantidad de pesos en circulación. Allí se verá si el nuevo equipo económico logró domar al billete verde o si el esfuerzo actual habrá sido otra experiencia frustrada.

2 comentarios:

  1. Son todos una manga de improvisados, incluida la oposición que no sirve para mucho. Cuando tienen que bajarse los pantalones, se los bajan. Tanto Massa, Scioli, Macri, etc. son la misma cosa. Grandes promesas y pocos hechos, amén de que todos los políticos saben donde están parados cuando es en provecho propio, pero no cuando es por el bien del país. Tiene que venir una nueva camada de políticos (no siempre la misma m...) que trabajen en conjunto, planifiquen a futuro y mantengan una coherencia a través del tiempo, no importa el partido de turno en el poder.

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  2. Improvisados para gestionar, Profesionales para afanar

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