lunes, 9 de diciembre de 2013

Desde que Fábrega llegó al BCRA, el peso se devalúa al 80% anualizado

El precio del dólar no registraba un aumento semanal tan grande desde hace cinco años; los analistas advierten que recuperar la competitividad perdida no será sencillo


Juan Carlos Fábrega esta semana, al exponer ante el Senado.

Por Javier Blanco  | LA NACION

La carrera a la que se lanzó el Gobierno para tratar de devolverle al peso parte de la competitividad perdida llevó al Banco Central (BCRA) a convalidar esta semana la segunda devaluación nominal del peso más elevada desde que el kirchnerismo llegó al poder.

Tras el nuevo ajuste de un centavo y medio registrado ayer para el precio de referencia del dólar minorista (siempre inferior en cinco o siete centavos al que toman los bancos para convalidar las ventas del dólar turista), se observa que favoreció un avance de diez centavos en la cotización para la venta del billete, que pasó de $ 6,15 a 6,25 de viernes a viernes, un incremento sin precedente en cinco años.

Para encontrar un aumento nominal mayor hay que retrotraerse a la última semana de octubre de 2008 cuando, en pleno estallido de la crisis subprime , el BCRA había convalidado una suba de 11 centavos en el billete al público (de $ 3,29 a 3,40).

La diferencia es que aquellos resultaron ajustes coyunturales relacionados con el imprevisto surgimiento de la crisis financiera internacional, mientras que los que se verifican a diario actualmente parecen destinados a evitar que la competitividad local siga menguando.

Pero esa tarea luce por demás complicada en momentos en que vuelven a devaluarse contra el dólar estadounidense todas las monedas emergentes y al Gobierno, pese a la apertura de las últimas semanas, aún le cuesta horrores admitir que la economía argentina tiene un problema inflacionario.

"El problema es que la Argentina se lanzó a esta carrera tarde y sin haber hecho nada aún para detener la erosión que la elevada inflación genera en la competitividad. Lo hizo cuando las monedas de sus principales socios comerciales también se devalúan contra el dólar simplemente porque el mundo está descontando que entre fines del primer trimestre de 2014 y comienzos del segundo Estados Unidos comenzará a ejecutar su propia corrección cambiaria, lo que implica el comienzo del fin de la era del dólar devaluado", explica el economista Gabriel Caamaño Gómez, de la consultora Ledesma & Asociados.

Con todo, lo que ayer era sacrílego en el Gobierno (sólo hay que volver a mayo para encontrar aquella tajante definición de la presidenta Cristina Kirchner: "Los que pretendan ganar plata con una devaluación que esperen otro gobierno") hoy parece resignación: "Necesitamos un tipo de cambio real efectivo competitivo a largo plazo", dijo esta semana el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, intentando calmar a los industriales ansioso, porque durante noviembre Brasil, el principal destino de las exportaciones de este sector, devaluó nominalmente su moneda más que el peso argentino.

La devaluación oficial del peso en la semana fue del 1,64%, según el informe de la corredora de cambios ABC. De mantener el mismo ritmo cada semana al cabo de un año, la devaluación del peso llegaría al 85,75%, es decir, implicaría tener en un año un dólar en torno a $ 11,60.

"El problema es que si mantenés esta tasa de devaluación en el tiempo se te va a ir a precios. Por eso recuperar la competitividad no será tan fácil", considera Caamaño Gómez.

Si se considera el momento en que desembarcó Juan Carlos Fábrega como nuevo jefe del BCRA, la tasa anualizada de devaluación ronda el 80%, ritmo que duplica el que aplicaba en sus últimos meses de gestión la desplazada Mercedes Marcó del Pont.

Pero haberse decidido finalmente a devaluar a un ritmo superior al de la inflación de manera gradual hasta aquí no hizo más que agravar la sangría de reservas del BCRA, ya que parece haber convencido a los exportadores de atrasar todo lo que puedan sus ventas y liquidaciones (con la expectativa de recibir más pesos por cada dólar), mientras que, por el contrario, los importadores anticipan todo lo que pueden sus pagos al exterior, para cancelarlos al menor precio posible ante la misma perspectiva.

No en vano noviembre cerró con una pérdida récord de reservas, que alcanzó los US$ 2433 millones, según cifras que divulgó ayer el BCRA. El 83% de esa caída estuvo relacionada con las ventas de reservas que la entidad realizó en sus intervenciones sobre la plaza cambiaria local..

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