miércoles, 10 de julio de 2013

La brecha entre blue y “dólar tarjeta” se achicó al 20%, tres veces menos que hace apenas 2 meses

El Gobierno acelera la devaluación y ahora el tipo de cambio que rige para los gastos fuera del país trepó a $6,50. En tanto, sigue con su operativo "torniquete al blue", para que éste se mueva en los $8,00. Este contexto marca una gran diferencia respecto a mayo, cuando el gap era del 66%


A pesar de las dificultaes en el arranque del Cedin, por estos días los funcionarios del equipo económico tienen algunos módicos motivos de festejo.

Es que el dólar blue se mantiene relativamente estable por debajo de los 8 pesos.
Y, además -como consecuencia de ello- está disminuyendo fuertemente la brecha entre el tipo de cambio paralelo y el que rige para los argentinos que viajan al exterior.

El "dólar turista", también llamado "dólar tarjeta", es el que se considera para comprar, en pesos, paquetes turísticos, pasajes aéreos, productos en el extranjero y para saldar los gastos con plásticos tras un viaje fuera del país.

Su nivel surge de sumarle un 20% al tipo de cambio oficial, de manera que actualmente se ubica en los $6,50.

Pero el dato que todo el mercado considera importante es la brecha entre este precio y el dólar blue -que ahora se encuentra en un 23%- un nivel que se ha reducido aceleradamente desde su máximo del 66% registrado hace apenas dos meses.

A comienzos de año, cuando se produjo la gran escapada del billete informal, se había generalizado la creencia de que cuanto más grande fuera esa diferencia, mayor resultaría el atractivo de los argentinos para hacer turismo externo y "maximizar" allí sus gastos.

Es que, por más que se hubiesen encarecido en pesos, cuando los precios turísticos eran medidos en términos de dólar blue, los argentinos los seguían considerando muy baratos.

Tanto que la financiación al turismo externo pasó a ser un rubro fundamental a la hora de explicar la fuerte caída de reservas del Banco Central, uno de los temas que le causa mayores dolores de cabeza al Gobierno.

Los economistas creen que -ante la disminución en el ingreso de divisas por parte de extranjeros que llegan al país y el incremento del turismo externo de los argentinos-, este año el déficit podría ascender a la cifra récord de u$s8.000 millones, casi el doble de lo que debió sacrificar el Central en 2012.

De hecho, el rubro turístico se transformó en uno de los principales canales de fuga de dólares superando, incluso, a otros tan significativos como la importación de combustibles.

El dólar plástico
En otras circunstancias, la solución habría pasado por una devaluación. Pero, convencido de que no hay margen político para una medida de ese tipo, el Gobierno intentó atacar el problema por una vía indirecta.

Fue por eso que, en septiembre del año pasado, el titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, avanzó con la aplicación de un recargo a las compras con tarjeta efectuadas fuera de Argentina que, en sus comienzos, era de sólo el 15%.

Aunque oficialmente no se trataba de un nuevo impuesto sino de un "adelanto", pasible de ser deducido posteriormente de Ganancias y Bienes Personales, todo el mercado interpretó el verdadero objetivo del Gobierno: que dicho recargo funcionara como un desestímulo para viajar fuera del país, similar al de un efecto devaluatorio.

Los números demostraron de manera contundente que esta medida no fue suficiente para frenar el ímpetu de los argentinos por salir al exterior y beneficiarse con el atraso cambiario. 

La nueva solución, entonces, consistió en aumentar la dosis de la misma medicina. Así, en marzo pasado, se anunció que dicho recargo se iba a extender también a las compras de pasajes aéreos y reservas hoteleras efectuadas con pesos desde las agencias de turismo, y también que la tasa original del 15% se elevaba al 20%.

La respuesta del mercado no pudo ser peor: el blue se disparó nuevamente, con lo cual no sólo se neutralizó el efecto buscado con la aplicación del nuevo porcentual. Además, daba la sensación de que el Gobierno había perdido el control de la brecha entre el "dólar tarjeta" y el "blue".

En otras palabras, que el efecto perseguido de lograr una "devaluación sin devaluar" no se había logrado. Por el contrario, parecía que cada medida oficial agravaba la situación que se quería corregir.

El próximo gráfico permite apreciar cómo impactó aquella decisión. Dos días después de la ampliación del recargo a las compras con plásticos fuera del país el dólar informal trepó unos 70 centavos -en tan sólo 48 horas- hasta tocar un precio de $8,75, ampliando así la brecha del 32% al 43 por ciento.


A la hora de buscar explicaciones para esa escapada del blue, los analistas mencionaban la profundización del cepo a la compra de divisas, lo cual exacerbaba la demanda en el mercado paralelo.

Pero, por cierto, también hacían referencia a la alta emisión monetaria, al déficit fiscal, a la incontrolada inflación, y al consecuente atraso cambiario aparejado.

Esta suma de factores generó en el mercado una elevada incertidumbre y un vuelco masivo de los ahorristas a refugiar sus activos bajo el conocido y "seguro" billete estadounidense.

Para ello, han venido recurriendo a la operatoria legal del "conta con liqui" (se adquieren bonos y acciones que cotizan aquí y en el exterior, se compran en pesos localmente y se venden afuera en dólares) como así también a las cuevas para hacerse de "blue".

Por esta mayor demanda, el valor de la moneda norteamericana en el circuito paralelo afrontó una suba sostenida, que alcanzó su máxima referencia el 8 de mayo pasado, cuando tocó los $10,45.

De este modo, la brecha con el "dólar tarjeta" (en ese momento, en $6,28), ascendió nada menos que al 66 por ciento.

Brecha alta, remedios caseros
Ante este desequilibrio en el tipo de cambio, que amenazaba con trasladarse a la economía doméstica, el Gobierno dejó de "ningunear" al mercado informal de divisas y puso manos en el asunto.

Intervino de lleno en la plaza para hacer descender al "conta con liqui" y, como consecuencia, al billete ilegal.

Para lograr este control forzado, incrementó las presiones sobre los cambistas de la city y apeló a la "liquidación" de títulos por parte de la Anses.

Varios actores participaron del operativo "torniquete al blue", como la mencionada Anses, la AFIP, el Banco Central, el Banco Nación, la Secretaría de Comercio Interior y las "manos amigas". Es decir, entidades financieras por las que se canalizó la operatoria de títulos provistos por el organismo de seguridad social para bajar la cotización del billete. 

Todo esto fue sucediendo en la previa al lanzamiento del polémico blanqueo de capitales, a través del cual se le dio vida al Cedin, certificados que hoy día representan una suerte de "blue legal". 

¿Todo bajo control?
Con todas estas medidas, finalmente, parecería ser que el Gobierno logró detener el descontrol de la brecha cambiaria, ya que desde hace prácticamente un mes topeó al blue cerca de los 8 pesos.

Así, la actual brecha entre el "dólar tarjeta" y el paralelo es del 23%, una cifra bastante tolerable y que contribuye a mantener "calmas" las expectativas de la gente.

"La situación de mayor quietud que se observa hoy día es resultado del accionar del Gobierno, que reconoció que la brecha entre oficial y el informal no es inocua, sino que tiene impacto en la economía y en el humor social", afirma el analista Federico Muñoz.

Es decir, para el experto, el torniquete al blue "fue una medida cortoplacista acertada" aunque, por el momento, la Casa Rosada no puede contener la sangría de reservas, que ha promediado últimamente los u$s1.000 millones por mes.

El interrogante que surge, en este punto, es si la reducción de la brecha del paralelo con el "dólar tarjeta" -ahora en niveles similares a los que había cuando recién se ideó este recargo para el turismo- va a ser de ayuda para atenuar la fuga de capitales vía este rubro. 

Hay empresarios del sector turístico que creen que la percepción de "dólar subsidiado" se ha atenuado, ya que si se mide en términos de salarios el costo de viajar fuera del país se ha encarecido.

De todas formas, cruzar las fronteras aún sigue siendo tentador si se lo mide en dólar blue, lo cual mantendría el aliciente. Es todavía una incógnita saber cuál de las dos visiones prevalecerá.

Los analistas consultados por iProfesional dan por seguro que el Banco Central perderá este año -incluso con las restricciones vigentes- más dólares por el rubro turismo que el año pasado, cuando todavía se pagaba el valor oficial.

Es por eso que no se descarta que, pasadas las elecciones, haya nuevos recargos.

"A fines de 2010, el turismo era superavitario; hoy es todo lo contrario y la salida de dólares por este concepto es mayor a las compras de energía a otros países", alerta Muñoz, para quien es esperable que el dólar marginal vuelva a subir en el mediano plazo.

Tan convencido está este analista sobre la continuidad de la "hemorragia dolarizada", que da casi por seguro la adopción de restricciones adicionales aplicables a quienes viajen.

"Puede ocurrir luego de las elecciones. Esto generará que la gente piense dos veces antes de decidir dónde vacacionar", recalca. 

Esa percepción está bastante generalizada en el mercado. En las últimas semanas se intensificaron los trascendidos que dan cuenta de que luego de octubre, el Gobierno podría llevar el recargo del "dólar turista" del 20% al 40% por sobre el valor oficial.

El analista Agustin Monteverde es uno de los que cree que este escenario es altamente probable después de las urnas: "Siempre el Gobierno cuando ve que un problema se agrava aplica más recargos y controles. Creo que después de las elecciones será más costoso viajar". 

¿Qué podría pasar si, efectivamente, se adoptara una medida de este tipo? Algunos ven el riesgo de un efecto boomerang.

"Cuanto más se encarezca la dolarización a través de los medios legales -como puede ser realizar turismo en el exterior- la gente se va a volcar más por la vía informal", opina Hernán Lacunza, ex gerente general del Banco Central.

Por lo pronto, en las próximas semanas, con las vacaciones de invierno, habrá una primera referencia para saber qué tan "subsidiado" ven los argentinos al turismo, ahora que la brecha entre el dólar tarjeta y el blue volvió a un nivel más "tolerable".

Los funcionarios del Gobierno tienen su lupa sobre el tema, con un ojo puesto en las reservas del Banco Central y otro en las nuevas restricciones que, por ahora, descansan en una carpeta. 

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