lunes, 19 de marzo de 2012

El alto precio de disimular el ajuste

La economía argentina salió hace bastante del sostén de los tres pilares que permitieron un crecimiento vigoroso, aunque con amplios desequilibrios. El superávit fiscal ya no se sostiene ni siquiera con parte de la deuda en default, la balanza comercial padece una caída pronunciada por circunstancias internacionales y graves errores en materia de política energética y exportaciones. Y la financiación con la "maquinita" ha disparado una inflación que se transforma, con el dólar planchado, en aumento de costos. Adiós también al tipo de cambio competitivo.

El Gobierno intentó con algunos ajustes, pero la explosión de Santa Cruz lo hizo vacilar. Allí la Presidenta había ganado hacía meses con más del 60% de los votos válidos. Las cuentas en muchas provincias están en fuerte rojo y la jurisdicción nacional tiene sus propios problemas y no puede ayudarlas. No es extraño que Chubut y Santa Cruz hayan comenzado con la quita de concesiones petroleras, que ahora podrían poner a disposición del mejor postor, para luego colocar títulos de deuda con garantía de regalías. Es el plan que urden desde hace meses y en el sector financiero hay quienes dicen que ya tienen aceitados todos los mecanismos.

Mendoza podría verse tentada, con los problemas de financiamiento que también enfrenta para cerrar el presupuesto 2012.

FUGA Y RESERVAS
El Gobierno posterga las soluciones, toma atajos o trata de pasar culpas a otros, trasladando, por ejemplo a la administración macrista, los subsidios que quiere dejar de pagar porque se quedó sin caja. La decisión de apelar a las reservas del Central y de borrar los límites para financiarse con emisión va en el mismo sentido. ¿Es seguro que así se disimulen los efectos del ajuste? Es difícil. La inflación es visible, con una Presidenta que se ha convencido de que, al contrario de lo que opinaba su extinto esposo, los salarios son inflacionarios y quiere imponer techos.

El cepo a las importaciones amenaza disminuir el nivel de actividad y complicar, de paso, las necesarias exportaciones. El "plan Moreno" para exportar textiles baratos a Angola no puede ser menos atractivo. Enfrentarse con China en ese terreno es derrota segura. La competencia por la mano de obra barata es interminable y los chinos ya mudan producción a Corea del Norte y Laos, por ejemplo, para mantenerse competitivos.

Difícil disimular un ajuste si la solución para los productores locales es trabajar por menos que los sufridos coreanos del Norte..

lanacion.com.ar

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