lunes, 21 de noviembre de 2011

Los 12 apóstoles de Moreno debutan hoy para controlar al dólar paralelo

Una lista con 12 nombres ha sido distribuida entre los banqueros y cambistas. Son los 12 hombres a los que Guillermo Moreno les dio la misión de terminar de doblegar al mercado informal del dólar e imponer un techo de $ 4,50.


Una lista, 12 nombres, una misión: controlar al dólar paralelo. Si es que la realidad supera a la ficción, los próximos días serán una prueba ineludible de ello. Como si se tratara de una ley que no puede infringirse, en las últimas horas circuló con una celeridad asombrosa una lista con 12 nombres cuyo común denominador es que se trata de hombres que han sido seleccionados por el inefable secretario de Comercio Interior Guillermo Moreno con dos fines: amedrentar a los cambistas y controlar las operaciones del mercado paralelo del dólar.



Con el primer objetivo ya cumplido -hay miedo y cautela en el sector- urge decir que contra lo que muchos piensan, la segunda finalidad del hombre más poderoso del momento no sería cancelar permanentemente la operatoria de esta plaza ilegal del dólar, sino controlar que los negocios respeten un techo de $ 4,50 en el valor del billete.

Esos 12 nombres, que fueron enviados en un mail tienen desde hoy el permiso explícito de Guillermo Moreno para hacer y deshacer. En la traducción, esto implica que cualquiera de ellos puede vulnerar la seguridad privada de las casas de cambio y oficinas dedicadas al negocio de las divisas, apersonarse hasta las sinuosidades y recónditos parajes donde siempre está ubicada la mesa de dinero de cualquier entidad, y “requerir” la información que consideren necesaria. “Nadie puede impedirlo, tienen el poder de un juez”, señalan que le dijo Moreno al banquero.

La lista ha sido redistribuida en dos reuniones que tuvieron los cambistas y banqueros el jueves y viernes último. También el mail fue reenviado a aquellos que no pudieron asistir. Algunos cambistas incluso se han tomado el trabajo de investigar a los apóstoles del secretario de Comercio Interior: dicen que algunos de ellos vienen del Central (no del Banco, sino del Mercado).

El argumento que recorre toda esta secuencia resulta obvio: en Comercio Interior no quieren que la brecha entre el dólar oficial y el paralelo agrande las expectativas inflacionarias y que los precios de la economía comiencen a descontar un alza por encima de la consensuada. La intensidad con la que ha irrumpido Moreno en la plaza tiene su génesis en un dato poco difundido: cuando el dólar informal tocó los $ 5, algunos precios básicos de materiales del sector de la construcción y otros precios de la economía ajustaron 15% extra, cuando ya llevaban otro 20% este año.

Esto fue lo que habría llevado a Moreno a enviar la lista por mail a uno de los banqueros más castigados por el Gobierno, para que éste se encargue de distribuirla. Las reacciones han sido disímiles. Mientras algunos cambistas han “limpiado” sus discos rígidos, y renovado el stock informático y otros han colocado personal de seguridad en las puertas, algunos han retirado las escoltas para no “confrontar” con los futuros visitantes. Eso sí: nadie realizó operaciones bajo la modalidad que solían hacerlo en las últimas semanas.
Como fuere, la paradoja es que si el mercado paralelo del dólar siempre ha sido esquivo a los controles -en rigor cerró la semana en $ 4,75, no en $ 4,50 como quería Moreno-, a partir de ahora, y en opinión de los propios protagonistas, resultará más esquivo que nunca. Si bien el mensaje que “bajan” los cambistas y banqueros es que “vamos a cooperar, no queremos problemas, hace décadas que estamos acá y no nos vamos a ir”, en la práctica esto significó no operar dólar informal en los últimos días, salvo en contadas excepciones y para “clientes de toda la vida”.

Sin embargo, esto podría poner en apuros al propio Gobierno, que comenzará a depender cada vez más del funcionamiento del mercado informal si es que los negocios en el mercado oficial del dólar los hace sólo el Banco Central.

En la city, señalan que la suposición del Gobierno acerca de que la operatoria del dólar informal tiene un sistema de comercialización similar a la de las materias primas es erróneo. Dicen que en este mercado monetario “los banqueros y cambistas no son los dueños de la mercadería ni toman decisiones” y que en algunos casos, sólo vinculan al comprador y el vendedor de dólares, cobrando una comisión, pero acatando los precios que impone la oferta y demanda. En rigor, sostienen que esta operatoria “no necesita de lugar físico, basta tener registrado al cliente de alguna vez anterior, un teléfono celular y un punto de encuentro donde hacer el delivery”.

JULIÁN GUARINO
cronista.com

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